A ver. Ayer fue 31 de diciembre y, como desde hace tres años, nos encontramos con Nahuel y Poli que ahora son papás y entonces también estaba Mora, que tiene nueve días y hace muecas cuando duerme. Es linda y me encanta. La gata no cuenta, ni la vi.
Comimos una picada escueta y luego unos arrollados de atún que, de haber sabido que se tratarían del plato principal de la víspera de año nuevo, no los hubiera preparado con productos de tercera marca. Entonces celebramos. No vimos los fuegos artificiales de Lugano I y II. No me importó no estar completamente del culo. Hacía frío, no tiramos bombuchas y la bebé estaba vestida con el enterito blanco de plumetí que le regalé. Adoro a Nahuel y Poli y Mora. Adoro a Emiliano.
Luego de evadir unos ladrones, me encontré con Magdalena y juntas, con Lautaro y su mejor amigo. Fuimos a una fiesta en una casa de dos terrazas llena de rugbiers y también chicos flacos borrachos de Belgrano. Llegamos hasta la puerta, criticamos y nos fuimos.
Cuando me acosté era de día. Habíamos conversado de casos de epilepsia, cicatrices, de Mc Donald's.
Hoy no llueve pero está nublado. Cuando siento el goteo de la lluvia miro hacia afuera pero lo único que cae es un turista tras otro y la chica que atiende no habla inglés pero cree que gritando lentamente las palabras en castellano le van a entender. Funciona.
Emiliano no me llama, debe estar muerto o enfermo todavía. Estoy sola y contenta. Gracia divina, me llamó, sigue enfermo, me voy a Lanús. Miren, estoy escribiendo aunque me salga mal. gñhllklgop.
Huevos de toro, de Ralf König
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1.
Otra de Konrad y Paul. Acá Paul se obsesiona con un obrero español,
mientras Konrad se enamora de su joven alumno de piano. Creo que es la más
porno...
Hace 4 meses